Miles de personas, entre ellos
miembros de organizaciones sociales, campesinos, profesores y
estudiantes de todos los niveles, se sumaron a manifestaciones en más de
una docena de ciudades de Chiapas, como ocurrió también en Ciudad de
México y en otras partes del país, con la demanda de aparición con vida y
castigo a los responsables.
Sin importar las condiciones
climáticas, bajo una pertinaz lluvia, los indígenas del EZLN salieron
para iluminar los caminos con antorchas humeantes, informaron fuentes
cercanas al movimiento zapatista.
Ya en una ocasión en 1995
durante la celebración del segundo aniversario de su levantamiento
armado, los insurgentes zapatistas encendieron velas y antorchas, cuya
luz veían como símbolo de esperanza.
En un comunicado emitido en la
víspera, el subcomandante insurgente "Moisés", dijo que, aunque
pequeña, la luz de los zapatistas será una forma de abrazar a quienes
hoy hacen falta y cuya ausencia duele.
Al igual que en Chiapas, en la
Plaza del Zócalo, el corazón de la Ciudad de México, se encendieron
velas por los jóvenes desaparecidos el 26 de septiembre.
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