El turismo que se nos fue
No hay duda que la ex secretaria Gloria Guevara fue una buena publirrelacionista.
Pero las cifras que hemos estado recibiendo en las últimas semanas parecen por lo menos aminorar esas expresiones triunfalistas, sino es que contradecir aquellas afirmaciones.
En el Índice de Competitividad en Viajes y Turismo del Foro Económico Mundial, WEF por sus siglas en inglés, México aparece posicionado en el número 44, un peldaño abajo de 2011, lugar que nos fue arrebatado por Tailandia; mientras que en América, el turismo de nuestro país se ubicó en el quinto lugar por debajo de países como Panamá, Barbados, Canadá y Estados Unidos, que encabeza la lista.
El informe es generoso al señalar que México mantiene una buena marca en recursos naturales, con sitios que son patrimonio mundial, con una extensa fauna y con una amplia variedad de recursos culturales. Pero aspectos como el transporte terrestre y la infraestructura todavía nos colocan por debajo de la élite mundial de la industria turística.
Sin embargo, el renglón que lleva a México hasta el fondo de la tabla de los 140 países analizados es el de la seguridad pública, uno de los renglones más sensibles para cualquier turista. Allí México se colocó en el lugar 121 en este ranking de competitividad turística, confirmando que la inseguridad pública es, efectivamente, el gran freno para la industria turística del país -doméstica y extranjera-, como nos lo dijo hace unos cuantos días Francisco Madrid, el ex subsecretario de Planeación y Operación de la Secretaría de Turismo.
Un asunto que deberá enfrentar el presidente Enrique Peña Nieto, si realmente se quiere detonar el potencial de la industria turística en zonas como la costa del Pacífico o el Bajío, regiones que en materia turística han sido gravemente afectadas por la violencia desatada por el crimen organizado.
Muy lejos aún estamos de aquellos primeros lugares en la competitividad turística mundial que lista el WEF, como Suiza, Alemania, Austria, España y Reino Unido; pero también muy lejos de las tasas a la que crece el turismo mundial, cercanas a 4%, mientras que en México apenas hemos logrado crecer a 1% en los últimos años.
Ahí está el reto económico que impone la violencia y que no se puede eludir, simplemente con hacer silencio.
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