Inocente Calderón
Mario Delgado
09/03/2013 00:41
Panista desde la cuna, dicen que Felipe Calderón
se encolerizaba con la idea de entregarle la Presidencia al PRI. Sus
colaboradores aseguraban que haría todo lo posible por que eso no
sucediera. Pero Felipe Calderón hizo justo lo contrario cuando le dio el mejor regalo posible a Enrique Peña
como gobernador en funciones y aspirante a la Presidencia: el
presupuesto más grande que ha tenido el Estado de México en su historia.
En la segunda mitad del gobierno de Peña Nieto en el Edomex, hubo recursos excedentes que le dieron una gran comodidad a su mandato. Un cambio a la fórmula que distribuye los ingresos por participaciones entre los estados y el DF, impulsada por el equipo económico de Calderón y aprobada en el Congreso en 2007, convirtieron al presupuesto del Estado de México a partir de 2008 en el más grande del país, sólo por debajo del presupuesto federal.
A cinco años de la entrada en vigor de esos cambios en las fórmulas establecidas en la Ley de Coordinación Fiscal, el pasado 5 de marzo la calificadora Moody´s reveló el impacto que ha tenido en las finanzas de los estados. Identifica que “han surgido estados ganadores y perdedores en términos de las participaciones recibidas” y que “debido a que no existe un mecanismo para compensar la diferencia entre las participaciones recibidas por ganadores y perdedores en la nueva fórmula, la disparidad entre estados en términos de ingresos discrecionales se ha pronunciado y continuará incrementándose”.
En un perverso juego de suma cero, hay 21 estados que han tenido igual o menos recursos por el cambio a esta ley y dos con una caída descomunal: Tabasco y el DF, mientras que por el lado de los ganadores hay diez estados favorecidos marginalmente y sólo un gran triunfador: el Estado de México. Para ponerlo en números: del total del pastel que se reparte a los estados del país, de 2007 a 2012, Tabasco ha perdido cinco mil millones de pesos aproximadamente, el DF, diez mil millones, y el Edomex ha recibido recursos extraordinarios por diez mil millones de pesos. ¿Dedicatoria, coincidencia o todo le salía al revés?
Eran los días de furia del Presidente contra la ciudad y su gobierno. El atropello que representaba para la mayoría de los estados este cambio en la forma de distribuir los recursos, en favor de un solo estado de la República, fue muy cuestionado por la capital. Llegó incluso a una demanda de controversia constitucional promovida ante la Suprema Corte de Justicia por el Gobierno de la Ciudad de México, que pedía que se declarara la invalidez de las reformas por afectar gravosamente a sus finanzas. La demanda no prosperó y ganó la injusticia que ahora el reporte de Moody´s viene a confirmar.
En el debate que se lleva a cabo en el Senado de la República sobre el tema del abuso de la deuda de estados y municipios se ha señalado que el crecimiento exponencial de la deuda es el indicador de los desbalances que imperan en la mayoría de los estados del país, producto de tendencias de gasto mayores a los ingresos. A la crisis de 2009 que impactó a los estados por la caída en la actividad productiva y el desplome de las participaciones federales, hay que sumar el efecto que la nueva fórmula estaba teniendo desde 2008, cuando 22 estados y la capital empezaban a tener menos recursos. Un buen ejemplo es Tabasco, donde ahora impera un desastre financiero que parcialmente se explica por recibir menos recursos.
Muy probablemente en este periodo legislativo llegaremos a una redefinición del modelo de deuda nacional y local, donde existan controles y contrapesos, donde priven la prudencia y la responsabilidad fiscal y haya mayor transparencia en el uso de recursos y un mercado de deuda que distribuya riesgos y costos eficientemente. En el marco de la reforma fiscal, quedará pendiente el revisar la fórmula de distribución de recursos entre las entidades para detener esta disparidad causada por el inocente regalito con el que Calderón le llenó las arcas mexiquenses al ahora presidente Peña Nieto. Haiga sido, como haiga sido.
*Senador del PRD por la Ciudad de México
mario.delgado@senado.gob.mx
Twitter: @mario_delgado1
Facebook: /mariodelgadocarrillo
En la segunda mitad del gobierno de Peña Nieto en el Edomex, hubo recursos excedentes que le dieron una gran comodidad a su mandato. Un cambio a la fórmula que distribuye los ingresos por participaciones entre los estados y el DF, impulsada por el equipo económico de Calderón y aprobada en el Congreso en 2007, convirtieron al presupuesto del Estado de México a partir de 2008 en el más grande del país, sólo por debajo del presupuesto federal.
A cinco años de la entrada en vigor de esos cambios en las fórmulas establecidas en la Ley de Coordinación Fiscal, el pasado 5 de marzo la calificadora Moody´s reveló el impacto que ha tenido en las finanzas de los estados. Identifica que “han surgido estados ganadores y perdedores en términos de las participaciones recibidas” y que “debido a que no existe un mecanismo para compensar la diferencia entre las participaciones recibidas por ganadores y perdedores en la nueva fórmula, la disparidad entre estados en términos de ingresos discrecionales se ha pronunciado y continuará incrementándose”.
En un perverso juego de suma cero, hay 21 estados que han tenido igual o menos recursos por el cambio a esta ley y dos con una caída descomunal: Tabasco y el DF, mientras que por el lado de los ganadores hay diez estados favorecidos marginalmente y sólo un gran triunfador: el Estado de México. Para ponerlo en números: del total del pastel que se reparte a los estados del país, de 2007 a 2012, Tabasco ha perdido cinco mil millones de pesos aproximadamente, el DF, diez mil millones, y el Edomex ha recibido recursos extraordinarios por diez mil millones de pesos. ¿Dedicatoria, coincidencia o todo le salía al revés?
Eran los días de furia del Presidente contra la ciudad y su gobierno. El atropello que representaba para la mayoría de los estados este cambio en la forma de distribuir los recursos, en favor de un solo estado de la República, fue muy cuestionado por la capital. Llegó incluso a una demanda de controversia constitucional promovida ante la Suprema Corte de Justicia por el Gobierno de la Ciudad de México, que pedía que se declarara la invalidez de las reformas por afectar gravosamente a sus finanzas. La demanda no prosperó y ganó la injusticia que ahora el reporte de Moody´s viene a confirmar.
En el debate que se lleva a cabo en el Senado de la República sobre el tema del abuso de la deuda de estados y municipios se ha señalado que el crecimiento exponencial de la deuda es el indicador de los desbalances que imperan en la mayoría de los estados del país, producto de tendencias de gasto mayores a los ingresos. A la crisis de 2009 que impactó a los estados por la caída en la actividad productiva y el desplome de las participaciones federales, hay que sumar el efecto que la nueva fórmula estaba teniendo desde 2008, cuando 22 estados y la capital empezaban a tener menos recursos. Un buen ejemplo es Tabasco, donde ahora impera un desastre financiero que parcialmente se explica por recibir menos recursos.
Muy probablemente en este periodo legislativo llegaremos a una redefinición del modelo de deuda nacional y local, donde existan controles y contrapesos, donde priven la prudencia y la responsabilidad fiscal y haya mayor transparencia en el uso de recursos y un mercado de deuda que distribuya riesgos y costos eficientemente. En el marco de la reforma fiscal, quedará pendiente el revisar la fórmula de distribución de recursos entre las entidades para detener esta disparidad causada por el inocente regalito con el que Calderón le llenó las arcas mexiquenses al ahora presidente Peña Nieto. Haiga sido, como haiga sido.
*Senador del PRD por la Ciudad de México
mario.delgado@senado.gob.mx
Twitter: @mario_delgado1
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